Divertida. Ese el primer adjetivo que quiero que mis hijos digan
de mí. Sé que anuncié, mal hecho, ser constante en escribir en este blog, pero
es que tres hijos tan pequeños hacen que algunas temporadas no siempre logremos
todo lo que nos proponemos. Si miro atrás y me paro a pensar todo lo que he
hecho con mis hijos estas últimas semanas y busco cosas para compartir con
otras madres, mucho no tengo, o al menos no en foto, pero no he parado de
disfrutar de ellos. Por eventos familiares o simplemente por salir de casa
porque el tiempo ha sido bastante bueno, hemos pasado largas horas al aire
libre, tanto al salir del colegio como los fines de semana. Ha sido y está
siendo muy cansado pero llego a casa cada día sabiendo que he jugado con mis
hijos.
Entiendo que hay dos formas de estar en un parque: una forma
pasiva (miras a tus hijos todo el rato y te dedicas a estar ahí por si se caen,
a estar ahí para darles el bocadillo) y una forma activa (ser partícipe de sus
juegos, como si fueses una más). Para mí la educación ideal es una combinación
de ambos papeles: debes cuidarles y vigilarles pero también debes jugar con
ellos sin acaparar a tus hijos, es decir, dando siempre prioridad a que jueguen
con otros niños antes que con adultos. Hay también dos formas de estar en casa:
estar dedicada a la casa, a la comida, a la colada, a dar de comer a los niños
y pasarse el día así (hay siempre tarea suficiente para llenar las 24 horas) o
saber poner, cada día, un PUNTO Y FINAL a todas esas tareas para que sobren
horas para “enguarrar” con los niños y deshacer (partiéndose de la risa) gran
parte de lo que acababas de hacer.
No se trata de hacer peleas de almohadas, ni de organizar una
lluvia de harina en la cocina (como sucede en las películas), pero sí de
perderle el miedo a hacer cosas con los niños que impliquen que después
tengamos que recoger todo.
Hace poco uno de mis hijos dijo en alto que habíamos estado
haciendo pasta. Y dijo bien: pasta, porque pasta era, pero no me aventuro a
decir si tallarines, espaguetis, o una variedad nueva no comercializada. Quien
lo oyó me dijo: ¿y te compensa? (con cara de “estás loca”). POR SUPUESTO que me
compensa. Económicamente, obviamente no, pero personalmente sí. Para nosotros fue una mañana extremadamente
divertida cuando fuera no paraba de llover: se rieron muchísimo al ver los
espaguetis saliendo, y les encantó ver la pasta colgada a secar de la forma más estrambótica que se me
ocurrió… Todas las noches, al acostar a los niños, hago con ellos un juego:
hablamos por turnos y cada uno empieza siempre diciendo: “Lo que más me ha
gustado del día es…”. Esa noche los dos en edad de hablar dijeron lo mismo: “Lo
que más me ha gustado del día es hacer espaguetis con mami”.
Eso lo resume todo: hacer lo que sea CON MAMI. Vengo de una generación
en la que las madres (la gran mayoría amas de casa y con todo el tiempo del
mundo para jugar con nosotros) no jugaban con nosotros, eran unas meras
cuidadoras, muy buenas, pero cuidadoras. Yo, como casi todas las madres de mi
edad a las que les pregunto, no tengo ni un solo recuerdo de mi madre jugando
conmigo. Y no es que no me acuerde, es que no jugaba conmigo jamás. Era una
generación educada así (o maleducada así) pero de lo malo se aprende y por
suerte somos muchas las que cada día ponemos un poquito de nuestra parte para
cambiarlo y darles otro ejemplo a nuestros hijos.
Un humilde consejo: jugad con vuestros hijos, disfrutad de ellos y
con ellos.