La frase de la semana

La frase de la semana:
"Todos los días tienen algo bueno que te encantaría que se repitiese"

martes, 25 de agosto de 2015

Lazos de lana trenzada (Lazos Don Algodón)

Reconozco que envidio a los artistas por naturaleza, a todas esas personas que son capaces de encontrar inspiración en cualquier cosa, de tener sus propias y originales ideas, de inventar algo completamente novedoso...
No es mi caso; ni de lejos. Alguna cosa, poca, ha salido de mis manos y de mi cabeza que juraría no haber visto nunca antes. Básicamente lo que hago y que aquí comparto es producto de ver fotos, leer artículos, coger ideas..., y después "adaptarlos", modificarlos...
Pero sí creo que ese "ojo del artista" se me está empezando a pegar y por ello sin inventar nada soy capaz de ver en las cosas utilidades diferentes a las esperadas. Ahora veo un palet al lado de un contenedor y pienso en un banco para la entrada de la casa, o salimos al campo y recogemos ramas gruesas porque en ellas "vi" un precioso perchero...

 
Viendo esta foto seguro que pensáis que voy a hablar sobre calceta...pero no.
Hoy quiero compartir con vosotros un ejemplo de este pequeño artista que debo llevar dentro pero que no acaba de salir...

Se trata de una utilidad diferente del Twist Secret, de Babyliss.
Este aparato es un trenzador. Si veis la publicidad en la página web http://www.babylisstwistsecret.es o las fotos en la caja puede parecer que con él podéis haceros mil tipos de peinados y trenzas... Pero no es así exactamente: con el Babyliss Twist Secret podéis haceros un tipo de trenza, sólo uno; tendréis que ser vosotras las que después hagáis filigranas para conseguir peinados diferentes. A mí me parece muy cómodo, fácil de usar... pero porque reconozco que me encanta estar horas delante del espejo.

Y volviendo a la fotografía de los patucos. Si os fijáis en el cordón veréis el tipo de trenza que hace el Twist Secret. No tuve más que, para cada patuco, cortar cuatro trozos de lana (en este caso de algodón), y dejar que el aparato los trenzase.

Viene a ser el mismo sistema que se empleaba antes para los conocidos como "Lazos Don Algodón" que ahora se han vuelto a poner de moda. Por La Coruña es muy fácil encontrarlos en muchas tiendas, con diferentes grosores y en distintas tonalidades, pero si no es el caso, siempre podéis coger la lana que os guste y trenzarla vosotros siguiendo este mismo sistema. Un entretenimiento precioso.


domingo, 16 de agosto de 2015

No hay duda, son madre e hija...


Hace poco leí un artículo de la revista Bazaar sobre lo ridículo que resulta ver a mujeres con ropa interior y exterior con prints infantiles. Hablaba también de lo espantoso y fuera de lugar que queda ver a madres vestidas con ropa más propia para la edad de sus hijas...
Y me dio mucho, pero que mucho que pensar....
En este sociedad, en la que, queramos o no, todos tenemos un rol, tenemos que ir acordes con él. No podemos trabajar en la ventanilla de un banco con una cresta en la cabeza, ni podemos sentarnos en el suelo de una plaza a vender pulseras vestidos de Chanel. Simplemente, no encajaríamos. Así le sucedió a Eliza Doolittle en Pygmalion (Bernard Shaw), más conocida hoy en día por su versión musical, My Fair Lady. En ella Audrey Hepburn juega una papel impresionante en el que Eliza Doolittle (Liza) una chica Cockney, pretende entrar en la alta sociedad londinense pero no lo consigue porque su forma de hablar es absolutamente diferente a la esperada. Ayudada por un fonetista, el profesor Higgins (interpretado por Rex Harrison) aprende y modifica por completo su forma de expresarse por lo que es aceptada por la clase alta, pero cuando pretende volver a su barrio la rechazan por el mismo motivo: la ven inapropiada, distante, no se fían de ella...
Si trasladamos lo que a Liza le sucedió al mundo de la moda viene a ser lo mismo que explicaba antes sobre nuestro rol en esta sociedad.  Estoy de acuerdo con la revista Bazaar con que las madres debemos vestirnos como madres, pero me pregunto, ¿acaso no podemos ir perfectas con una camiseta de Hello Kitty? (Y de hecho no debo de ir desencaminada cuando las tiendas más internacionales están llenas de camisetas, pijamas, calcetines, accesorios... con licencias tipo Kitty, Minnie, Mafalda, Snoopy...).
Creo que es importante, tanto por la "salud mental" de nuestro hijos como por los vínculos que después creemos entre nosotros, alejar a nuestros hijos del sentido del ridículo. Hay que enseñarles a sobrellevar el ridículo cuando caigan en él, pero no creo que sea bueno que sientan ridículo y por lo tanto se avergüencen de nosotros. Salvando siempre la etapa que tienen todos llegada la adolescencia en la que nos guste o no van a "renegar" de nosotros. 
No se trata de vestirnos como nuestras hijas. No hace falta (y tampoco hay tallas en el mercado) que nos pongamos los mismos vestidos que les compramos a ellas, pero desde mi punto de vista sí es precioso el compartir con ellas algo de lo que llevamos puesto, sea un simple accesorio, un estampado, un patrón... Personalmente, ahora que mi hija tiene un año, aprovecho y me compro algunas cosas iguales (tenemos una camiseta de Kitty que llevamos a la playa las dos tan contentas) y algunos accesorios para mí con prints típicos de niña que ella señala como loca y no para de tocar (creo que es la hija más feliz del mundo cuando va debajo del paraguas rojo que tiene un dibujo de Hello Kitty).


Hace poco desempolvé la máquina de coser. Tenía que probar con un retal por si funcionaba bien o no ya que hacía años que no la usaba, y encontré en una tienda de chinos esta tela de 1m x 1,5m por sólo 2€. Me pareció un estampado precioso así que compré dos por si acaso tenía la suerte de que la máquina funcionase y de que con ese precio no se rompiese al lavarla...
Por suerte la máquina funcionó y tras una mañana en que la peque estuvo tranquila, más una película cuando se acostaron todos, marido incluido, el resultado fue una falda larga para mí y un vestido para mi hija.

Habrá (y muchos) que nos vean por la calle y piensen que soy ridícula, los habrá que les gustemos, a quien les demos incluso envidia..., pero no habrá nadie que al vernos por la calle le quepa la más mínima duda de que somos madre e hija.
¿Hay acaso algo más bonito?

jueves, 6 de agosto de 2015

Créete tus logros


Cuando no sabes qué pasa o desconoces el por qué de las cosas te angustias, te desesperas, le das vueltas a todo. Haces un drama de un dolor de cabeza... Pero cuando le pones nombre a lo que te pasa ves que es algo tan común que pasas a considerarlo insignificante. Muchas veces esto sucede también con objetivos, con metas, con tu lista de quehaceres diarios... Empiezas mil cosas y no terminas ninguna, te crees que no eres ni buena trabajadora, ni buena madre, ni buena con tu pareja. Si todo te lo callas lo engrandeces y te sientes peor, pero cuando hablas de ello con otras mujeres ves que a todas les pasa lo mismo y entonces te ríes, te da igual, y ves que es una etapa, sin más, que, como todas, acaba por desaparecer.

Viene a ser un sentimiento parecido al llamado por los psiquiatras "Síndrome del impostor". Se trata de la incapacidad de creerte tus logros; la interiorización del sentimiento de que lo que te sale bien es por pura casualidad, no porque realmente seas bueno en tu trabajo. Como consecuencia siempre ves a los demás más inteligentes y competentes que tú.

Miras a otras madres en el parque y siempre van más guapas, más tranquilas, sonríen más. Y entonces te envuelves en ese síndrome que hace que pensemos que el día a día sigue su curso sin que mediemos en él, que los niños crecen bien porque es lo que les toca. Y así con todo.
Pero un buen día te das cuenta de que eso le pasa a todas, que las demás también piensan de ti que eres más tranquila, que sonríes más, que sienten envidia de ti...

Hoy releo un artículo de José Luis Olaizola con el que no puedo verme más reflejada. Dice: “me asombra ver el buen resultado que me están dando las cosas que hago mal”. Tal vez debería puntualizar las cosas que me salen mal. Y es que como todas no tengo tiempo siquiera para comprobar si algo me sale mal de verdad, o si es que haciendo las cosas a mil por hora siempre sale todo… ¿mal? Como nos pasa a la gran mayoría hoy en día el sueldo no da para alguien que te eche una mano en casa, tienes que ir corriendo de un lado a otro con los niños porque los horarios así lo exigen, tienes que levantarte, ponerte guapa y llegar al trabajo sonriendo e impecable… Te pasas el día protestando porque todo está a medias, porque nada lo terminas con la perfección que te gustaría… 
Pero consigues terminar todo, y eso es lo que cuenta al acabar el día. 
Casi todo nos sale perfectamente mal, deslumbrantemente atropellado, fantásticamente inacabado… 

Eso es, todo nos sale perfecto, deslumbrante, fantástico… 
Me alegro de que todo, simplemente, nos salga.