No siempre escribo porque muchas veces creo que no hay nada que pueda compartir que sea novedoso, o atractivo… Pero hoy me he dado cuenta de que la verdadera razón por la que empecé este blog no era esa, y por ello me abandoné.
Empecé este proyecto por pura diversión, como una vía de escape, de relajación, como una forma de plasmar como recuerdo personal aquellas cosas que hacía con mis hijos… Pero cuando empecé a tener visitas y a ver que la gente compartía mis fotos en facebook, empecé a hacer caso a "peticiones", a publicar lo que se esperaba que publicase, a tomar como modelo a otros blogs parecidos…
Y
La ciudad de mis peques perdió su esencia.
Hoy me he dado cuenta, he abierto los ojos, y he decidido volver a ser yo, volver a compartir aquello que a mí me gusta o me parece que puede resultar interesante o útil a otras madres, o aquello que simplemente quiero que mis hijos vean cuando sean mayores y naveguen ellos solos por la red.
Y aquí vamos, hoy voy a hablaros sobre la ATENCIÓN, "problema" que trae de cabeza a muchas familias.
A rasgos generales, la falta de atención en edades tempranas es un mal común. Prácticamente todos los niños tienen problemas de atención, y ¿por qué? Muy fácil, porque son niños. Así de simple. La atención, como todo, se trabaja, se educa, y si bien es cierto que los factores genéticos influyen y por lo tanto, tarde o temprano más o menos todos los niños acaban corrigiendo la falta de atención, hay otros casos en que necesitan la ayuda de un neurólogo o un pedagogo.
Estos casos extremos son los famosos TDA y TDAH. Son los padres y profesores los que detectan rasgos asociados con estas patologías, un neurólogo el que los diagnostica y un pedagogo el que los trata (a veces ayudado por fármacos). Pero en estos casos no voy a entrar ya que cada caso es diferente y cada niño necesita un tipo de ayuda.
De lo que quiero hablaros es de los niños con
atención dispersa.
Así dicho parece un caso clínico, pero no es nada más que (por lo que vengo observando y hablando con muchas familias) un mal común.
Los niños con atención dispersa son niños completamente normales pero que les cuesta mantener la atención ante determinadas tareas, les cuesta más estar sentados y tener la mente en una sola cosa, y les cuesta controlar los tiempos. Ejemplos de la vida cotidiana: van del salón al cuarto de baño a lavarse los dientes y por el camino encuentran otra cosa más interesante, la cogen, y ya se han olvidado de los dientes; no acaban las tareas de clase a tiempo no porque no les salgan, sino porque empiezan mucho más tarde que los demás porque se entretienen con otra cosa; ante situaciones de desfogo, se ponen muy nerviosos y alterados.
¿Os suena? Seguramente estéis pensando que a vuestros hijos les pasan todas estas cosas, y es que como os digo, es un mal común.
No pasa nada si a vuestro hijo le sucede esto, lo malo es cuando lo dejamos pasar y no le enseñamos a trabajar la atención. Y ¿por qué? ¿Qué efectos puede notar nuestro hijo si no le enseñamos a mantener la atención? Les costará memorizar las lecciones cuando tengan que estar varias horas seguidas en la silla, les costará aprender enfrentándose a hipótesis (al no resolverlas con rapidez se rendirán con facilidad y además les costará canalizar la frustración), serán desordenados, se les etiquetará como malos estudiantes sin necesidad de ser así, etc.
Podría seguir con una larga lista de problemas, pero prefiero pasar a los beneficios de ser una persona atenta: un niño "atento" sabe estar sentado en su silla durante toda la clase, sabe estar callado y respetar los turnos de palabra, sabe escuchar, controla el tiempo y lo reparte mejor en los exámenes, empieza sus tareas a tiempo por lo que evita llevarse deberes a casa, es, por lo general, más tranquilo, y tiene por tanto menos episodios de pataletas, caprichos... Fuera del entorno escolar un niño atento suele obedecer más veces a la primera, suele hacer las cosas seguidas sin abandonar esa tarea hasta que la termine (cuando empieza a vestirse lo hace sin que tengamos que repetir veinte veces "vístete"), suelen ser más ordenados...
¿Cómo enseñar a los niños a ser más atentos? Utilizad juegos en los que claramente se vea el principio y el fin de la actividad, juegos que obliguen a que fije la vista y analice lo que vea. Unos ejemplos:
Puzzles: ayudan a la concentración y a ver claramente el principio y el fin de una actividad.
Buscar las diferencias: estimulan la concentración, ayudan a canalizar la frustración.
Laberintos: favorecen la memoria a corto plazo.
Buscar la pareja con cartas: ayudan a estimular la memoria visual.
Enfilar collares siguiendo una serie: favorecen la concentración y la motricidad fina.
Colorear con números: mejoran la capacidad de asociación.
Colorear siguiendo un patrón: las mandalas son un ejemplo estupendo.
Los
juegos de mesa en general.
Lectura de libros
"busca y encuentra".
Por si acaso andáis escasos de material en casa, con escribir en Google Imágenes "fichas atención" encontraréis un montón de imprimibles muy divertidos para niños.
¡Notaréis la mejoría enseguida!