Me vuelven loca por tres motivos: están buenísimos (confieso que si no fuese por lo friolera que soy comería helados todo el año), son sanísimos para los peques, y podemos usar los palos para infinidad de manualidades.
Tal vez algunos penséis que lo de sanísimos es muy discutible, así que vamos a discutir...
Polo de piña triturada |
Este polo de piña no lleva nada más que piña triturada. Sí sí, sólo piña. Cogéis la cantidad que os parezca, le pasáis la batidora, y al congelador. Y así, podéis hacer polos con todas las frutas que queráis. No necesitan ni azúcar, ni conservantes, ni colorantes. Su textura es muy parecida a la de los polos de hielo, pero no gotean con tanta facilidad, así que para los niños son fáciles de comer.
Os recomiendo para que sean visualmente apetecibles escoger frutas de colores intensos como la sandía o la fresa.
Y si queréis hacerlos de varios colores no tenéis más que batir una fruta, meterlo en el congelador unas tres horas, batir otra fruta y añadirla al molde de polo. Un ejemplo muy común es el polo de melón-sandía-melón.
Los moldes para polos podéis comprarlos en muchas tiendas de chinos, de todo a un euro... El que véis en la foto es de IKEA (1,99€ el juego de 6).
Pero si sois más dados a comprarlos, podéis guardar los palos y pintarlos con rotuladores de colores para hacer, por ejemplo, un bote de lápices como este.
Palos de helado pegados en rollo de papel higiénico |
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