Os hablé hace un tiempo de la Tabla China de la
Concepción, y os decía que según esa tabla estoy embarazada de una niña. Y así
es. No quiero decir con esto que la tabla sea fiable, pero en mis tres casos ha
acertado.
Y si la pregunta es si estamos encantados, la
respuesta es que sí, y mucho. Hace poco me decía la madre de un compañero de mi
hijo mayor que no conocía el caso de nadie que se hubiese quedado con ganas de
un niño, pero sí muchos casos de matrimonios que teniendo sólo niños se habían
quedado con ganas de la niña. No puedo estar más de acuerdo.
Te aferras a cualquier argumento porque es
algo que no está en tus manos decidir, que lo que tenga que ser será y además
no puedes cambiarlo, pero reconozco que mi lado cursi me pedía a gritos llenar
la casa con cosas rosas, princesas, lazos…
Pero con lo que nos quedamos de esta noticia es
con haber podido compartirlo con los niños. Los dos pudieron estar con nosotros,
y si bien es cierto que el pequeñajo lo vivió, puede ser que en un futuro no se
acuerde, pero el mayor, a sus 4 años, miraba para la pantalla como si estuviese
viendo un milagro. Al principio le preguntábamos quién era y decía “el bebé
nuevo”, sin saber muy bien lo que estaba viendo, pero cuando se pudo distinguir
bastante bien su cara, los ojos, y de
repente movió un brazo, dijo en voz bien alta “¡me está saludando!”. Cada vez
que lo pienso se me ponen los pelos de punta. Cuando escuchó su corazón sonrió
ampliamente y preguntó “¿me va a hablar?”…
Os cuento esto porque os recomiendo que
llegado el momento, y si tenéis la oportunidad, hagáis lo mismo, y porque
pienso que todo lo que se haga desde que el bebé está en la barriga hace que
los hermanos estén más unidos cuando crezcan.
Me comprometo a empezar sección "rosa" inspirada en la pequeña.
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