Muy buenas noches a todas las que ahora estéis disfrutando del mismo silencio del que yo disfruto. Todo un lujo: mi marido ha ido a comprarme una pizza para cenar (antojo de embarazada y pereza por ser viernes noche) y las dos fieras duermen. Además tengo la suerte de que hoy estoy "inspirada" para aprovechar unas horitas de trabajo frente al teclado (reconozco que con niños en casa es muy difícil trabajar).
Esta semana ha sido un poco caótica con compras de última hora de uniformes, libros y zapatos... pero aquí os dejo una receta fácil (como todas las mías) y esta vez, muy vistosa (por si tenéis invitados y queréis quedar bien...)
Ingredientes:
Pechugas de pollo sin piel
Zanahoria
2 lonchas de queso por cada pechuga
Pimienta
Sal
Aceite de oliva
Perejil
Elaboración:
Abre las pechugas a lo largo y córtalas a la mitad. Rellénalas con el queso y con la zanahoria (yo las pelé y las corté laminadas). Cierra las pechugas con un palillo. Echa al gusto sal, pimienta y perejil, y un chorrito de aceite de oliva por encima de cada pechuga. Cubre con agua hasta la mitad de las pechugas y directo al horno (25 minutos a 200º).
Como veis es sencillito. Al fundirse el queso hace que el pollo no quede nada seco, y si preferís por los niños podéis cocer antes la zanahoria para que quede más blandita.
Yo lo acompañé con puré de patata (una marca cualquiera) al que le puse por encima "4 quesos especial fundir" (al estar el puré ya caliente no hace falta gratinarlo porque ya se va fundiendo).
No se mancha nada, es rápido, y en una mesa bien puesta queda precioso...
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